martes, 24 de septiembre de 2013

Por ti, por mí y por todos mis compañeros.


Desde hace tres años no estás, desde hace tres años estoy aprendiendo a vivir de otra forma. Tú y yo pensábamos o deseábamos estar juntos hasta ser viejitos. Yo que soñaba con meterte mano en el parque cuando ya tuvieras los 75, y besuquearte en el metro como si fuéramos adolescentes. Me temo que no podré sacarte los colores con esas locuras e ideas mías, que tuve siempre y que te ruborizaban. Lejos quedaron aquellos días en los que iba a buscarte al metro con el coche, bajaba la ventanilla y gritaba “tío bueno”, jajajaj, me encantaba. Y tú mirabas a otro lado, me mirabas de soslayo como para reñirme, pero en el fondo te gustaba.

Si han sido tres años de una nueva vida, que de momento sigue siendo caótica. Fíjate al principio de que te fueras silenciosamente en la madrugada del 24 de septiembre de 2010, sin darme tiempo a utilizar el ambú para reanimarte, y habiendo yo caído en los brazos de Morfeo, me sentía más ubicada. Que extraño es estar sin la persona que más quieres,aunque quieras a otras. De pronto un día te levantas y ya no está, y entonces decides que vas a vivir como si cada día fuera el último y así ha sido en muchas ocasiones. Pero no basta. Como siempre decidí ponerme el antifaz de los disfraces y lo he utilizado en multitud de situaciones, para creer yo que con esa actitud iba a poder con todo, y para que así no saliera nadie huyendo si veían lágrimas en mi rostro. Pero esa máscara no la puedes mantener mucho tiempo, tienes que quitártela, mirarte al espejo y decirte, tienes que dejarte tregua, tienes que dejar que salga lo que hiere, para sanar.

¿Qué es lo que hiere? Lo que hiere es estar sin ti, lo que hiere es empezar de nuevo sin los ladrillos, las grúas y los obreros adecuados, me decía yo: “Mierda dónde están los planos para continuar con esta vida”. Hay tantas cosas que hieren o que han impactado en mi cuerpo como una bomba, que no sabría explicar exactamente lo que más duele o como es ese dolor.

Pero también hay momentos que sanan, abrazos que curan, compañías que calman, manos que ayudan, ojos que regalan, palabras que relajan, besos que adormecen, actividades que empujan, recuerdos que ayudan a sonreír, viajes que renuevan, corazones que limpian el alma, paisajes que teletransportan y te hacen sentir alguien nuevo que puede conseguir lo que quiera.

Tres años y no estás, y no volverás.


Pero tu no me dijiste que si tenías que creer en algo era en la reencarnación… Venga hombre que yo he mirado a mas de un gato y muchas veces pensaba que eras tu. Y cuando no me veía nadie, le decía ¿Estás ahí? Si estás ahí dame la patita. Jajajaja. De verdad que situaciones más graciosas me han pasado, con esta imaginación mía tan desbordante que siempre te hizo tanta gracia. Entonces lo de la reencarnación no era cierto no, ¡mecachís!. Que fastidio, porque después de leer el libro de “Maldito Karma” (muy recomendable por cierto), sinceramente empecé a dar crédito a este tema y te iba buscando en las hormigas, en los gatos, hasta en otras personas. Llegué a pensar y todo que podías ser ahora una mujer y que si fuera así, oye el amor es libre, jajajajaj.

Pues si “niño de los colores”, en estos tres años ha habido momentos con la herida muy abierta, otros llena de tiritas de colores y otras en plena forma por correr, hacer pilates, bailar… Hay momentos que hieren, hay momentos que sanan, ¡¡¡ AYYYYY!!! que la pupa no se me cura. ¿Cómo era esa canción que cantabas para hacerme bromas cuando me caía tanto en la calle? “Sana curiana, culito de rana, si no te curas hoy te curarás mañana…”

Tras tres años desde tu partida, aquí sigo, no sé si como querrías, pero yo lo intento. Y que nadie se atreva a decirme que tendría que estar mejor, o que tendría que haber hecho esto o lo otro, o que ya debería tal. Si queréis venís, y os metéis en mi piel, ya veremos que cuerpo se os queda majos.

Tres años recordando y viviendo. Tres años y te sigo queriendo y será así por siempre, pero también el tic-tac interior dejará de doler tan intensamente y estoy segura de que yo sanaré, y descubriré nuevos horizontes de vida (lo mismo ya los tengo), porque tengo algo especial y es una fuerza bestial, que solo los que conocemos la crueldad de la vida pueden entender.

En estos tres años sin ti, he continuado mi camino. Está siendo muy complicado, pero abriremos las ventanas, romperemos las puertas, asaltaremos las montañas, patearemos el suelo, atraparemos los sueños para hacerlos realidad, bucearemos hasta el fondo para salir como un rayo a la superficie y sanar, vivir, recordar, amar, quererte, amarme, crecer, luchar, descubrir, reír, llorar, sentir, compartir, liberar, conseguir, acompañar, cuidar, lograr…, para cerrar las heridas y sanar.

¡¡¡ EIIII CHICOS ¡!

Por ti, por mi, y por todos mis compañeros.

Y por ti especialmente Raúl

1 comentario:

  1. Muy buena terapia l ode sacar lo del interior, espero que la luz guie un nuevo camino...besos

    ResponderEliminar